Aguas en curso,
aventuras Contigo
del norte río.
.
Granizando las
aguas congeladas, el
hueso añejo.
.
Una playa nos
obsequia, abrazos en
coordenadas.
.
Aguas escarchas,
en la cantimplora de
tus episodios.
Como un tatuaje en los laberintos de mi paladar
guardé el sabor de sus besos en noches cálidas.
Aquellos sus besos febriles tan nocturnos.
Tan desbordados.
.
Al compás de una guitarra bohemia
que a los lejos se escuchaba
fue desgranando de mi cuerpo
melodiosos acordes de alabastro.
.
Las cuerdas de la soledad
ahora inundan con sus notas mi oído.
Me aprisionan el alma.
Me asfixian.
.
¿Qué hago?
Si soy su prisionera…
y esclava de mí misma por no soltarme.
¿Qué hago con la melancolía?
Un minuto puede ser eterno
si se espera lo que tarda,
lo que no aparece.
.
Frustración,
invalidez,
futilidad.
.
Rondas que en la mente se anidan.
Infructuosa, vana,
inútil espera.
.
Y el reloj que no para de contar minutos.
Y lo miras y esperas
y lo vuelves a ver.
.
Volteas a lo lejos y cerca,
por si no lo viste
acercarse tras de ti.
.
Caminas vez tras vez
volviendo sobre tus propias huellas
ida y vuelta.
.
Tal vez un poco hasta la esquina
para ahorrarle unos pasos.
Y llega el momento de la verdad,
decisiones difíciles;
.
¿Sigo esperando?
¡Que si llega y ya no estoy!
De pronto, convencerte,
dar la media vuelta
"aquí no tengo más qué hacer".
Nos fuimos caminando por la vera del río.
Era soleada la tarde,
aunque se notaba a lo lejos y alto
que no tardaba en bajar silenciosamente
el manto del crepúsculo.
+
Nos fuimos alejando de la ribera
por el camino solitario que lleva a la lejana ermita.
Respirábamos pasión a cada paso,
pero sin premura,
queriendo alargar la expectativa…
íbamos con lentitud como deshojando
uno a uno los pétalos del tiempo.
+
Al llegar me dijo;
¿Ves?
Los vándalos han hecho de las suyas,
se ha quedado vacío…
ven, hoy serás mi diosa,
voy a rendirte pleitesía
+
Sin vacilación me tomó en sus brazos,
me colocó en el altar
y fue quitándome el corpiño poco a poco.
¿Quise resistir? No estoy segura,
el salvajismo de sus besos calló mi boca.
+
Bajó lentamente mi falda
¡yo ardía en un deseo febril!
Abrió con suavidad mis muslos,
sus labios ascendiendo como el fuego
por mis piernas cuesta arriba.
Cuando sólo veía su frente y sus ojos
supe lo que es entrar al cielo.
+
Pido perdón si es pecado gozar
tan desquiciadamente.
¡No importaba nada!
Sólo deseaba seguir siendo
la más imperdonable pecadora.
Aguas de flautas;
de guitarras, violines;
bandas de aguas.
.
Grietas de quien va
sobreviviendo, y al
buen Puerto llegó.
.
Un melódico
sonar que navegan, las
fiestas en el mar.
.
Aguas triangular,
donde desapareció,
el gran Capitán.
Esta poesía fue dibujada, junto a otras, por el artista español Francisco Pérez Alonso desde NARÓN en el periódico Amigos de la Poesía y la Literatura, mes de febrero y enero 2020.
Ese extraño misterio
sin medida,
sin lógica,
sin explicación.
.
No hay aulas de estudio,
no existen parámetros
para hipótesis alguna,
mucho menos teorías.
.
La vida lo carga en su mochila,
te elige,
lo arroja a tus pies,
te asciende,
trepa tus laderas,
se incrusta en tus huesos,
los desbalancea,
robándoles el equilibrio
hasta verte caer al suelo de rodillas,
mientras te hace sentir
que flotas en las nubes.
.
Poder centrífugo
que sin miramientos nos jala
al centro de la tierra
en su fuerza gravitacional.
.
Virus que ataca
el lado izquierdo del pecho
y se expande con rapidez
a cada célula.
.
Partícula del cosmos
flotando en el aire,
a veces suave brisa,
otras veces
arrebatado y violento ciclón.
.
Acompáñame entonces,
celebremos el magno prodigio…
alcemos nuestras copas
y brindemos por él.
.
¡Vaya, no es para menos!