Hace días que me ahoga el ruido de fondo.
Burbujas obscenas encabritan mi alma
y me dejan hundido en el negro silencio,
un murmullo enervante que me hierve en el pecho
y me nubla la mente como ciega amenaza.
Abro los ojos para ver la luz y me invaden las sombras,
pegajosos fantasmas que intentan poseerme
y arrastrarme con ellos.
Arrojo la pluma con rabia e impotencia
y me asomo al vacío de la ventana
que parece atraerme como una amante,
un abismo sin fondo donde cantan sirenas
que me llaman con sus voces procaces.
Hace ya varias vidas que zozobro
en el mar de la angustia silenciosa,
en las aguas de tenebrosos miedos
que me escupen espumas en sus olas.
Hace siglos que casi no respiro
que la náusea me quema la garganta
que las manos me tiemblan azoradas
y se buscan a ciegas
para unirse en una plegaria
muda, fugaz, desesperada.
Cinto de piel
de serpiente pitón.
…
Billetera de piel
de serpiente pitón.
…
Botas de piel
de serpiente pitón.
…
Estoy
mudando la piel.
…
Luego te haré
morder la manzana.
De mi libro "El amor ya no es contemporáneo"
Voy a tomarte como un buen champagne. Deliberada y pausadamente. Sin premura alguna. Sintiendo como va acariciando tu efervescencia mi mucosa oral y cada célula que la abraza. Paladeando las burbujas que brincan y revientan en mi boca y los micro-glóbulos de gas despedidos por tus besos, en sublime sinfonía… Porque me alucinan, me incitan, me vuelven loca. Voy a devorarte como manjar de dioses, degustándote mordisco a mordisco -sin limitaciones- revolucionando tus ventanas y puertas… girando a hurtadillas tus talones a bailar sobre mis nubes de azúcar… Y mi viciosa lengua hará estragos en tus campos. E iremos juntos flotando al otro lado de la realidad, enredados en susurros de seda y plata.
Musas poesías:
de palabras,
de cantantes,
de artistas,
de músicos,
de aedos,
de políticos,
de siempre….
Rigor del amor,
docente del corazón en las memorias y alcobas,
de quien te escribe con ritmo,
son y versificación
poder del paralelismo, con la divinidad dos pasos detrás.
Fuentes superiores, Musas ilimitadas de inspiración.
Quiero gritarte a los cuatro vientos. A los confines de las siete habitaciones de Neptuno con su harem de musas y sirenas entonando enamoradas sus frutos ancestrales. Gritarte en suave voz este sentir tan enraizado que atraviesa mi suelo a lo profundo y anega mi pecho en amarillos-jilguero. Que avanza y se clava en mi corazón donde antaño habitaban arenales sin puertas ni ventanas, sin violines ni trompetas, sin son ni ritmo, sin puntos ni comas… solamente vastos sequedales de desiertos. Porque eres tú mi ansiada humedad. Porque fluyes con tu verso y tu caricia tan adentro en mis ojos y vas deslizándote entre mis pechos con tu canto de milenios y de anocheceres encendidos hasta las cúpulas de mis santuarios, unciendo mi cuerpo de tu ofrenda blanquecina.
Hoy, esa taza de café,
en la que los posos de la tristeza
dibujan silencios,
ha tomado un matiz distinto
y su sabor, por un instante,
ya no es el de la amargura.
…
Ha habido un baile de espuma
entre los dedos del olvido,
la eterna danza de lo impredecible,
el infinito ritmo que rompe la barrera
de una lágrima interrumpida en tu vientre.
…
El café no ha tenido el aroma acostumbrado
y el vaho que desprendía se volatilizaba
entre los labios que pronunciaron tu nombre;
no conozco el idioma de tu cuerpo,
siempre me ha sido ajeno el lenguaje que te habita.
…
Apuro el último sorbo con el ansia de un náufrago
agotando los confines más indescifrables
de la soledad;
mañana, es posible, todo volverá a ser como siempre
y esa taza de café seguirá siendo la cuna
de los posos de mi silencio.