Todos los días
al trasponer mis pies
del umbral al mundo
muto en tortuga.
…
Soy la criatura exacta
de mi circunstancia,
un mutante,
un reptil urbícola
en la turbada comparsa
de este infraorden diario.
…
Arrojado a este mundo
me arrastro
sin comprenderlo;
soy una masa ordinaria
exoesquelética y artificial.
Fui sombra a plena luz.
Mis cabellos gritaban
de agrietadas soledades
en sequía de caricias.
…
Y fui yegua montuna
sin jinete al ataque
para exprimir mi sudor,
ansioso por desbordarse.
…
A veces, allá afuera, la lluvia olía
a calendario sin hojas,
o al aroma de difuntas lágrimas
entre las tumbas blanquecinas.
…
En la plazoleta del pueblo
las campanas parecían tañer
sin quien las escuchara;
cada quien en su propio afán.
…
Quizás fui daño colateral
de efímeros sueños
entroncados en paredón de quimeras.
A veces, la vida huele a indigentes migajas.
¡Cuánto acucia adentres tu nave
en mis mares perdidos!
A vela rauda y firme,
esponjada por el viento,
izada y en control.
…
Y fragmentar el límite
que juega a esconderse,
e infalible lo encuentres,
agazapado y travieso,
en el último milímetro
de humedales desatados,
hasta derramar los bordes
del irresistible contoneo
del baile de mis caderas.
…
Porque tengo deseos belicosos,
armas y municiones
de maquinados argumentos
para esperar tu saliva fogosa y paciente
y suavizar mis ganas a punta de lengua
mojando mi arcilla.
…
Y embrollada en ti beberme hasta marear
tu cuerpo navegante…
norte a sur, este a oeste
y puntos aledaños.
Tal vez en algún poema
si sigues el camino de
comas y puntos
suspensivos y esperas
en la pausas de algún
punto y aparte descubras
en mi voz, la tristeza, el
amor y el llanto que
a veces las palabras no
pueden dibujar.
Tal vez puedas sentir
mis brazos aferrados
a ti, queríendote decir
lo mucho…que te amo.
Quizás mis versos
murmuren aquello que
más nadie…
podrá escuchar.
Tal vez, quizás
podamos encontrarnos
allí, donde una dulce
melodía nos aleje de esta
triste realidad.
Tal vez, quizás al cerrar
los ojos un beso hará de
la distancia sólo un camino…
para amarnos más.
¿Has escuchado el lloro de las aves?
Sí, me refiero
a ese sonido tan peculiar
que escapa de su pecho a veces.
…
Digo, como cuando sus bebés
han volado al fin del nido,
independientes y libres.
…
O cuando triste está un gorrión
junto al cuerpo de su amada
-que cerró su vuelo-
callando su canto para siempre,
quedando todo en el vacío.
…
Ah, pero,
¿veo en tus ojos asomarse una lagrima?
Perdón si he traído un recuerdo a flote.
…
Ven, acércate a mí.
Acurrúcate en mis brazos;
mira que yo también necesito
un poco de consuelo.